Es inconcebible que pretendan que reduzca toda mi vida, mis recuerdos a un cubículo de menos de 20 kilogramos de peso, que no, que en esa mínima maleta no caben mis sueños, no caben mis libros, no cabe el muñeco verde que me regaló la única que desde siempre estuvo allí, no cabeyn, imposible.
Haré tripas el corazón y tijeras con los abrigos, a presión, con lágrimas, con olvido, almaceno mis últimos paquetes, mis zapatos talla infantil, mis cuadernos llenos de letras. ¿Qué dejar o qué llevar? Me siento como Antígona decidiendo, quizá exagero, siempre exagero. Lo mismo soy el Asno de Buridán y acabo como él.
Sólo sé, q la mitad de mi peso es demasiado poco para todas las cosas que dejo atrás: los cafés,las noches, las buenas palabras, los relojes de vaca, los versos de Machado, las destructoras, la barra libre de cerveza los jueves, la biblioteca para mí, las charlas de filosofía, los pianistas y la guitarra, la aprendiz de teatro... Mi vida... en una maleta roja, me siento como un caracol con todo a cuestas... No lo sé, ahora mismo no estoy segura, pero estoy haciendo lo que he deseado durante toda mi vida, ¿Por qué dudo? No lo sé, ya sólo me quedan 6 horas y tengo una nueva vida por delante, cuando regrese, ¿qué contendrá mi maleta? Quién sabe...
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